Durante los últimos 50 años México ha experimentado profundas transformaciones en su modelo económico. Pasando de ser una economía casi cerrada y profundamente dirigida por el sector público, hacia una de las economías emergentes más atractivas a nivel global. Además, se ha convertido en un actor que, con el paso de los años, ha logrado leer con gran dinamismo y asertividad el contexto geopolítico a su favor.
Por ejemplo, derivado de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, México ha capitalizado la inversión de empresas atraídas por el efecto ‘nearshoring’. Estimaciones de Banorte señalan que el efecto de relocalización de empresas en México, estarían generando alrededor de 33 mil 600 millones de dólares adicionales en el valor de las exportaciones no petroleras al año, generando a su vez un acumulado estimativo en cinco años de alrededor de 168 mil 100 millones de dólares. []
No obstante, la llegada de múltiples inversiones a México destaca un enorme reto a tomar en cuenta: contar con capital humano altamente calificado para un número creciente de empresas que demandan talento tecnológico especializado. Como consecuencia, resulta necesario generar estrategias que concentren esfuerzos para rediseñar un enfoque de creación y retención de talento. Es decir, dar respuesta a mediano y largo plazo con capital humano especializado en ciertas habilidades y competencias tecnológicas.
Tomando en cuenta lo anterior, diversos estudios consideran fundamental consolidar una coordinación en conjunto entre iniciativa privada y sector público que impulse la educación en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM por sus siglas en inglés). Estudios recientes señalan que el capital humano STEM en México ha estado creciendo a un ritmo acelerado con aproximadamente 110,000 ingenieros graduados de diversas universidades mexicanas. [] A pesar de que México se ubica como el segundo país en América Latina con mayor talento digital con la Ciudad de México en el top 5 de mercados con más profesionales en TI, [] la escasez de talento digital va también en aumento.
Por ello, resulta crucial en que las autoridades educativas y líderes empresariales continúen reforzando la certificación de competencias con una visión de ganar-ganar. Es decir, fortaleciendo y buscando perfeccionar el capital humano en competencias STEM. La idea consiste en no solo dar respuesta a la creciente demanda laboral, sino también lograr en que más personas tengan acceso a sectores como Analítica de Datos, Ciberseguridad, Inteligencia Empresarial (BI), Inteligencia Artificial (AI), Machine Learning, entre otros.
Como consecuencia, uno de los primeros pasos requiere en mantener esfuerzos de capacitación y certificación continua. Para ello, especialistas en el sector de reclutamiento indican la necesidad de la creación de una red de coinnovación que incluya revisar programas curriculares de Universidades, así como establecer formaciones especializadas tipo Bootcamps, así como difundir incentivos y programas de desarrollo que permita generar inclusión tecnológica y apoyar a personas en situación vulnerable.
Invirtiendo entonces en talento, México podrá fortalecer un músculo intelectual que ayude a generar mayor certidumbre en la demanda de capital humano especializado por empresas nacionales e internacionales, lo que a su vez aportará a una mayor atracción de inversiones, con empleos mejor pagados y ayudando a establecer un ecosistema de conocimiento que ayude a posicionar a México en la industria 4.0 como un país competitivo a nivel regional y global.