El proceso de globalización ha llevado a la implementación de estrategias de desarrollo a través de colaboración entre empresas, grupos y organizaciones para el logro de objetivos comunes. En este contexto, el rol de los Clústers para generar competitividad regional es fundamental, al convertirse en una herramienta en la cual gravita una cuádruple hélice conformada por la interacción entre iniciativa privada, gobierno, academia y sociedad civil organizada.
Dicho de una forma más general, la formación de un Clúster permite un nivel de eficiencia colectivo a través de la formación de un Capital Humano para el Desarrollo que no sería alcanzable de manera aislada. Por un lado, este Capital Humano está conformado por una diversidad de empresas productoras y comercializadores, así como proveedores de insumos y servicios. Por otro lado, encontramos a organizaciones e instituciones especializadas como Gobierno, Academia, Banca, y Sociedad Civil que proveen los capitales para el desarrollo regional.
Como resultado, un Clúster se puede definir como una agrupación de empresas interconectadas e instituciones asociadas en un campo particular, cercanas unas a otras geográficamente y vinculadas a través de elementos comunes y complementarios. Asimismo, de acuerdo con Leonel Guerra, académico experto en procesos de clusterización, el éxito de un Clúster deriva de un Círculo Virtuoso de Desarrollo. De tal forma que el éxito de un Clúster puede medirse en la capacidad de generar negocios, y a su vez en la consolidación de un desarrollo regional sostenible que generen riqueza y prosperidad regional.
Tomando en cuenta lo anterior, los Clústers son una herramienta importante para la organización empresarial. En México, contamos con una gran diversidad de Clústers especializados y agrupados por sectores estratégicos, los cuales a lo largo de más de dos décadas se han consolidado como una estrategia efectiva para mejorar la eficiencia y la competitividad en los sectores industriales más importantes del país. Sin embargo, a pesar de existir diversos casos de éxito, la clusterización en México enfrenta varios desafíos.
Uno de los principales desafíos concierne a la falta de una cultura empresarial que fomente la colaboración y la cooperación entre empresas. Muchas empresas mexicanas tienden a operar de forma aislada, lo que dificulta la creación y operación de Clústers. Además, la falta de una infraestructura adecuada y de una política pública que fomente la clusterización también es un obstáculo importante para concretar un círculo virtuoso de desarrollo económico regional.
Otro desafío importante es la necesidad de una educación y capacitación adecuadas para el personal de las empresas en el contexto metodológico y de procesos para la creación de un Clúster. Emprender un proyecto de clusterización requiere de un alto grado de colaboración y coordinación entre empresas. La falta de habilidades y conocimientos específicos en el personal de las empresas puede ser un obstáculo importante para el éxito del Clúster.
Es entonces cuando contar con un equipo de profesionales puede hacer la diferencia en la implementación efectiva de una estrategia de clusterización. Como se mencionó, la aplicación de un modelo exitoso de clusterización requiere involucrar de manera activa a los actores líderes en su ramo, pero también requiere generar estrategias metodológicas que favorezcan a la implementación operativa en un determinado contexto geográfico, el cual está condicionado a la creación de procesos asociados a factores económicos, culturales y socio-políticos que deben ser consideradas en una estrategia maestra.
Con los argumentos expuestos, un proceso de clusterización exitoso depende en la capacidad de sincronizar los esfuerzos de todos los involucrados, además de establecer procesos y metodologías rigurosos. Sin embargo, una clave fundamental reside en el fortalecimiento de valores compartidos, principalmente por la confianza.